A diario llegan a consulta pacientes de ambos sexos y todos con un denominador común, ansiedad o depresión. Junto a esos diagnósticos vienen los miedos que los acompañan y avivan diariamente; activadores de mecanismos de defensas innatos ante un peligro inminente. Luego de indagar esos miedos sale a flote la palabra Soledad y abandono, un miedo común entre los adultos.
¿Porqué le tememos tanto a la soledad?
Desde que nacemos, los seres humanos sentimos ese miedo al abandono, cuando nos identificamos con nuestro cuidador primario y percibimos una sensación de soledad, el niño experimenta emociones de tristeza, miedo que pueden desencadenar en ansiedad. No obstante, una niñez donde se fomentó el apego seguro, esa confianza en sí mismo, independencia y sentido de pertenencia; tendremos adolescentes y luego adultos más seguros.
¿Pero qué ocurre?
En el camino del desarrollo ese niño se va topando con programación verbal, modelos de referencia y experiencias concretas que lo van formando.
¿Qué escuchabas de niño sobre la compañía, el afecto, la independencia?
¿Qué viste cuando niño?, esas relaciones de afecto de las persones más cercanas a ti?
¿Qué experimentaste?, ¿Como fue ese trato de parte de tus cuidadores, te sentiste protegido o te sentiste inseguro?
Vivimos en una sociedad donde ya a los 30 si no estás casado y no tienes hijos es sinónimo de cuestionamientos y comentarios que van despertando los miedos y la desesperanza ante el futuro. Crean unos estándares de vida que van moldeando creencias y expectativas en algunos individuos; los cuales el no poderlos conseguir o sentir que se encuentran fuera de ellos les causa frustración, ante unas metas no obtenidas dentro de un plazo determinado.
Cuando ya somos adultos nuestro cerebro ha acumulado esas creencias y vivencias relacionadas a la compañía, al abandono. En algunos casos crecen adultos valientes, seguros y confiados en ellos mismos, por el contrario, adultos con miedos, inseguridades entre ellos a la soledad.
Y es justo en medio de esta etapa adulta, donde, la confianza en uno mismo no está fortalecida, permea las inseguridades, hace presencia el tan temido miedo a la soledad. Fomentando la idea de que tener una relación de pareja es una prioridad y la única razón para ser feliz. Se convierte en algo tan sumamente importante que si no lo conseguimos o si lo tenemos, pero lo acabamos perdiendo, nuestra vida pierde el sentido por completo. Nos cuesta ser felices, sentir plenitud, bienestar profundo y esto nos puede conducir a hacer elecciones sin criterio y a consecuencias muchísimo peores que esa temida soledad.
A veces la persona tenia pareja, pero por alguna razón ya no está en su vida, comienza a permear los pensamientos, ¿Y si no encuentro a nadie más? Quien se fijaría en mi?
Ese miedo a la soledad en ocasiones puede ser prejudicial, ya que la persona puede permanecer en relaciones perjudiciales, toxicas, permitir humillaciones y en casos ser víctimas de maltrato.
El ser humano no está en ningún momento solo, tiene al acompañante por excelencia, que es usted mismo. Cuando logras entenderlo, es cuando inicias ese proceso de conexión y te das cuenta de que no estás solo. La soledad como tal no existe en quien sabe estar consigo mismo, y sabe asumir esa responsabilidad.
¿Como voy a querer a otra persona si no me quiero o no me acepto?
Cuando logramos comprender que la soledad puede ser nuestra mejor aliada y que está ahí para dejarnos ver la necesidad de empoderarnos, de conectarnos con nosotros mismos, de sanar esas heridas de la niñez; y el volver a programarnos, permitiendo crear nuevas conexiones neuronales positivas y seguras. La soledad es ese momento donde nacen las oportunidades de crecer, y cuando logres trascenderla y fortalecerte como individuo, tendrás la capacidad suficiente para poder permitir en tu vida la llegada de esa compañía idónea como complemento.
Te valorarás, permitiendo así que otros lo hagan de igual manera.
Te respetarás, permitiendo así que otros te respeten
Te amarás, permitiendo que otros de amen…
Ese miedo que te persigue está ocasionando el deterioro de tu capacidad para discernir entre lo que es saludable o no para ti; Permitiendo que te olvides de ese amor propio.
1.- Busca momentos de soledad
Aprovecha el tiempo que tienes a solas para meditar, conocerte y reflexionar sobre quién eres. Al principio será difícil y habrá temor, pero con el tiempo podrás ver que eres tu mejor compañía.
Comienza con períodos cortos, trata de hacer cosas solo, como ir a la tienda o a los encargos sin compañía. Aumenta esos tiempos cada semana.
2.- Evita las distracciones
En este mundo tecnológico es fácil sentirse acompañado por la televisión, el radio, Internet o el teléfono celular. Trata de no llenar el vacío con distracciones externas.
La lectura por otro lado, es una actividad que puedes realizar perfectamente a solas y que nutrirá tu espíritu además de que ejercita la imaginación.
3.- No es lo mismo estar solo que sentirse solo.
Date cuenta de la diferencia. Estar solo es un estado temporal, nadie está realmente solo. Sentirse solo es más bien un estado mental que describe cómo te sientes.
El que se siente solo puede estar rodeado de una muchedumbre y aun así sentirse triste y abandonado. La persona que sabe estar sola, también disfruta estar acompañada cuando el momento lo amerita.
4.- Trabaja en tu vida social
Trata de hacer y crear amistades duraderas, no busques sólo compañía superficial con tal de no estar sola. Las conexiones íntimas con otras personas te nutren como individuo y te llenan aun cuando estés sin compañía, pues sabes que esas personas estarán ahí para ti cuando las necesites, aun cuando estén lejos. Aprende a crear relaciones nuevas.
5.- Acude a terapia
Si tu problema es muy serio y no soportas estar sola, te está ocasionando ansiedad o síntomas relacionados a depresión, debes comenzar a darte cuenta de la raíz de tu problema, enfrentar la soledad sin sufrirla y, eventualmente, a construir lazos fuertes con otras personas.
Por. Y. Brito/ Psicologa
Psiconatural
Psychological Services & Wellness Therapy
Anxiety Specialists
(787)380-5721
psiconaturalpr@gmail.com