Nuestra mente se va en unos Viajes sin explicación, creando historias que en ocasiones causan temor; películas irreales que ponen mi cuerpo a temblar, imágenes en mi mente que no me dejan arrancar. Pasa el tiempo y vivo la película desde un cuarto obscuro donde siento que no hay salida. Tengo miedo a las alturas, a lugares cerrados, a los animales, al agua, a la muerte; ningún peligro he sufrido, solo es mi mente, mi película que me trasporta a vivir imaginando las peores escenas. Día tras día, minuto a minuto el miedo se apodera de mí; dejo de vivir las mejores experiencias por miedo. Miedo al miedo, que ironías y más aun cuando tu cuerpo comienza a interpretarlo como real. Así vivo mis días desconectándome poco a poco para no sufrir, para no sentir, para no morir. Olvidando el presente, temiendo a mi corazón y a mi cuerpo. ¿Porque lates tan fuerte?, ¿porque me sudan las manos?, desespero, Miedo.
El miedo como la ansiedad son mecanismos de defensa para protegernos de peligros, para activar nuestro cuerpo para huir o luchar ante amenazas reales. No obstante, los seres humanos viven pensando y creando historias irreales en su mente ante eventos que no presentan una amenaza o peligro. El miedo irracional, la imaginación son territorios de la ansiedad.
Colocamos etiquetas a nuestras experiencias, quizás por aprendizaje o por programación constante ya sea de alguien cercano o de nosotros mismos repitiendo los pensamientos; dando validez y creando un miedo.
¿A que le temes?
¿Porque te causa temor?
Ricardo (nombre ficticio), todos los días subía las escaleras hasta el noveno piso para llegar a su oficina; ya que le tenía miedo a los elevadores; en todo lugar donde debía tomar un elevador prefería subir por las escalera, en una ocasión viajo a los Estados Unidos para una convención, en el edificio debía tomar dos elevadores para llegar a la actividad o subir por las escaleras. En aquella ocasión perdió el dinero de la convención ya que prefirió no subir los múltiples escalones.
Cuando se le preguntó a Ricardo por el miedo a los elevadores, no había sufrido ningún accidente o pasado alguna situación desagradable en ellos. De igual forma se le preguntó si algún familiar cercano había sufrido algún percance en un elevador, respondiendo que no.
Se invitó a Ricardo a observar sus pensamientos hacia los elevadores, y la película fue increíble.
Nos respondió que el elevador podía detenerse con varias personas dentro, y que por más que gritaran nadie los iba a escuchar, que lo más probable con la poca supervisión de los elevadores el botón de emergencia no funcionaba; que se iba apagar la luz y poco a poco con la hiperventilación no iba a ver oxigeno; así que poco a poco iba a ver como todos incluyéndolo a él iban a morir asfixiados e iba escucharlos agonizar.
Ricardo fue formando y reforzando ese pensamiento desde su niñez, el mismo fue creado por películas e historias que escuchaba acerca de los peligroso que eran los elevadores; basado en opiniones y conversaciones ajenas a él.
El miedo de Ricardo era morir encerrado y agonizando en un elevador sin la posibilidad de ser rescatado.
Miedo a morir, se confrontó, ¿Que probabilidades existen de que el elevador que tomes se quede atascado?, si eso ocurre, ¿Que es lo peor que puede pasar?
Ricardo fue observando sus pensamientos y encarando al miedo, la primera ocasión que intento subir en un elevador, temblaba y sudaba, su corazón latía fuerte; se hablaba a sí mismo, ¿Que es lo peor que puede pasar?, que se caiga, ok, eso no va pasar ahora y comenzó a respirar, se repetía que todo estaba bien, logro llegar a su oficina. Cuando abrió la puerta lloro descontrolado, liberando toda la energía acumulada por la tensión del evento. Por varias semanas practico el subir, hubo momento que solo llego hasta el dos, hasta que enfrento su miedo programando y dejando la película a un lado.
Así como la historia pasada hay muchos con diferentes miedos; ¿pero cuan real son?
Debes saber distinguir entre un peligro real o uno producto de tu mente, debes encararlo y cuestionarte su procedencia.
Debes trabajar el miedo principal, no la película, ¿que hay detrás de ese miedo?, ¿que quiere que vea?, que debó trabajar en mí?
- ¿Que es lo que temo perder?
- ¿Que representa para mi caer, la oscuridad?
- ¿Que es lo malo que crees va ocurrir?
Debes aprender a situarte en la realidad del momento presente, cuando sientas que tu mente se va a la película, cuando el miedo ronde tus pensamientos, cuando te estés transportando ya sea al pasado o al futuro; tu respiración es tu ancla para regresar al aquí y el ahora.
El respirar te permitirá relajarte, conectarte con el momento presente y permitir que puedas pensar con racionalidad; de esta manera puedes confrontar asertivamente tu miedo.
Cómo practicar correctamente la respiración diafragmática.
Es muy importante no forzar. Es verdad que para trabajar la respiración diafragmática vamos a dirigir el movimiento del diafragma, pero hagámoslo amablemente. No se trata de llenar los pulmones como un globo (esto produce estrés), ni “aguantar la respiración”, no se trata de competir con nosotros mismos.
- Cuando estamos aprendiendo a realizar la respiración diafragmática es útil acostarse boca arriba cómodamente, y más adelante practicarla sentados, de pie, caminando… con la práctica la podrás incorporar a tu vida cotidiana. Para empezar, coloca tus manos en el abdomen.
- Antes de empezar expulsa a fondo el aire de tus pulmones varias veces, puedes hacer algunos suspiros o exhalar por la boca. El objetivo es vaciar bien los pulmones de aire residual, lo cual automáticamente provocará la necesidad de inspirar más profundamente.
- Una vez provocado este impulso de respiración profunda, inicia la respiración diafragmática dirigiendo el aire al inspirar “hacia tu abdomen” como si quisieras empujar hacia arriba tas manos que están sobre él.
- Retén unos instantes el aire en tus pulmones, brevemente, sin que haya presión.
- Cuando sientas la necesidad de expulsar el aire, hazlo relajando tu vientre (este se “desinflará” y las manos bajarán con él).
- Quédate un instante con los pulmones vacíos, sintiendo cómo te vas relajando, y en cuanto sientas nuevamente el impulso de inspirar, hazlo profunda y lentamente volviendo a llenar tus pulmones mientras tu abdomen sube.
Practica la respiración diafragmática durante el tiempo que quieras. Puedes usarla para relajarte antes de dormir o para comenzar el día oxigenándote plenamente.
Y recuerda no forzar, sino no alcanzarás la relajación profunda que da la correcta respiración diafragmática
Por: Y. Brito/ Psicologa
Psiconaturalpr
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