Descubriendo y Sanando las Heridas Emocionales

Las heridas de la infancia son experiencia dolorosas que pueden dejar cicatrices emocionales a lo largo de nuestras vidas. Durante esta etapa tan crucial de nuestro desarrollo, las experiencias negativas pueden tener un impacto significativo en nuestra autoestima, relaciones y bienestar general.

Al crecer, todos enfrentamos diferentes desafíos y dificultades en nuestra crianza. Algunas de estas heridas pueden ser el resultado de situaciones traumáticas, como abuso físico o emocional, negligencia o pérdida de seres queridos. Otras heridas pueden surgir de la falta de atención, apoyo emocional o validación de nuestras necesidades y sentimientos.

Estas heridas pueden tener una profunda influencia en nuestra vida adulta. Pueden generar patrones de pensamiento negativos, baja autoestima, miedo al abandono, dificultad para confiar en los demás o establecer relaciones saludables. También pueden manifestarse a través de comportamientos autodestructivos, como adicciones, problemas de alimentación o relaciones tóxicas.

Es importante reconocer y sanar estas heridas de la infancia para poder vivir una vida plena y satisfactoria. El proceso de curación implica trabajar en el autoconocimiento, aprender a establecer límites saludables, buscar apoyo terapéutico si es necesario y practicar el autocuidado.

No obstante, a pesar de las heridas de la infancia, es posible construir una vida feliz y significativa. Puede requerir tiempo y esfuerzo, pero a medida que nos adentramos en el camino de la sanación, podemos cultivar una mayor comprensión de nosotros mismos, desarrollar una autoestima más sólida y establecer relaciones más saludables.

Recuerda que todos merecemos amor, respeto y cuidado, incluso si experimentamos heridas en nuestra infancia. Al hacer frente a estas heridas y buscar la sanación, podemos encontrar una mayor paz interior y construir una vida plena de significado y conexiones positivas.

Las 5 heridas de la infancia son patrones emocionales y psicológicos que se desarrollan durante los primeros años de vida y que pueden tener un impacto significativo en nuestra vida adulta si no se abordan adecuadamente. Estas heridas pueden surgir a partir de experiencias traumáticas, rechazo, abandono, negligencia o cualquier otra forma de maltrato emocional.

La primera herida es la del rechazo, que puede dejar una profunda sensación de no ser amado o aceptado tal como uno es. Esta herida puede llevar a una baja autoestima, dificultades para establecer relaciones saludables y la creencia de que no se es lo suficientemente digno de amor.

La segunda herida es la del abandono, que se produce cuando se siente que se ha sido dejado solo o desatendido en momentos clave de la infancia. Esto puede generar miedo al compromiso, dependencia emocional y una sensación de inseguridad constante.

La tercera herida es la del abuso emocional, que implica la manipulación o devaluación continua por parte de figuras significativas en la infancia. Esto puede resultar en problemas de confianza, dificultad para expresar emociones y una sensación persistente de no ser lo suficientemente bueno.

La cuarta herida es la del abuso físico, que involucra lesiones físicas o violencia física experimentada en la infancia. Esta herida puede dar lugar a problemas de ira, miedo y dificultades para establecer límites saludables.

Finalmente, la quinta herida es la del trauma de la humillación, que ocurre cuando se es objeto de burlas, ridiculización o vergüenza en la infancia. Esto puede llevar a problemas de autoimagen, baja autoestima y dificultades para aceptarse a uno mismo.

Es importante tener en cuenta que estas heridas no definen completamente a una persona y que es posible trabajar en su sanación a lo largo de la vida. A través de la terapia, la autocompasión, el perdón y la construcción de relaciones saludables, es posible transformar el dolor en crecimiento y encontrar una mayor plenitud emocional.

Imagina cómo sería vivir sin el peso de las heridas del pasado.

No dejes que tus heridas de la infancia sigan afectando tu presente.

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Cuando las emociones nos invande

Cuando las emociones nos invaden

El manejo emocional es la habilidad de una persona a la hora de gestionar y canalizar los distintos tipos de emociones, ya sean positivas o negativas.

Sentir una emoción es inevitable (alegría, miedo, tristeza, rabia…) y todo el mundo sabe que eso no se puede cambiar. Lo más recomendable es que cada uno de nosotr@s deberíamos dejar que esa emoción nos invada y poder gestionarla de manera consciente y correcta.

Y es que, ¿sabes lo qué sucede cuando intentamos reprimir una emoción y nos negamos a experimentarla? Ocurre lo inevitable y es que tarde o temprano la emoción saldrá a flote, de la misma forma que pasa con el agua que siempre encuentra salida  por la que fluir, y muchas veces con mayor intensidad.

 ¿Sabes lo qué puede pasar si una emoción nos invade de manera exagerada sin ningún tipo de control, desbordando e invadiendo todo lo que encuentra a su paso? Que esa euforia emocional no es beneficiosa para tu bienestar emocional.

  1. Identifica qué estás sintiendo y trata de ponerle nombre a esa emoción. Las emociones llevan con nosotros desde la prehistoria, nos ayudan a adaptarnos, solo que no nos han enseñado cómo. Probablemente, esa emoción te esté dando información acerca de cómo están tus necesidades, si las estás cubriendo adecuadamente o no.
  2. Cubre tus necesidades. Las emociones que calificamos como desagradables nos señalan que, probablemente, alguna de nuestras necesidades básicas esté sin cubrir. Son un mensaje que nos manda nuestro organismo. Emoción en latín significa movimiento, por eso es mejor no bloquear esas emociones, aunque duelan, nos están ayudando.
  3. Observa cómo te hablas. Trata de cuidar tu lenguaje; cómo nos hablamos influye en cómo nos sentimos. No te compares con los demás, permítete cometer errores y aprender, ignora todos esos “tengo que” o “deberías” que te autoimpones.
  4. Conecta con el momento presente. Trata de concentrarte en lo que estás haciendo, sin prestar atención a las preocupaciones o tareas pendientes. Desconecta el móvil durante la comida y céntrate en el sabor, en las texturas, de lo que estás comiendo, concentra tu atención en cómo cae el agua cuando te duchas cada mañana o date un paseo al finalizar la jornada.
  5. Hacer nada también es hacer algo. Vivimos en una sociedad marcada por la productividad y las prisas. ¿Cuándo fue la última vez que te permitiste descansar o aburrirte sin sentirte culpable? A veces necesitamos parar para poder avanzar.
  6. Mantente activo. No esperes a estar bien para moverte. Al contrario, muévete para estar bien. Busca actividades gratificantes, no tiene por qué ser ejercicio físico, lo que sea que te haga tener tu propio momento de autocuidado.
  7. Apóyate en tu círculo social. Mantenernos vinculados y desahogarnos con nuestras personas de apoyo son dos pilares fundamentales para regular nuestras emociones y sentirnos realizados.
  8. Agradece. Al llegar la noche, antes de acostarte, trata de recordar qué tres aspectos positivos destacarías de tu día, qué logros has obtenido o qué emociones agradables has experimentado.

Por: Y. Brito, Psicóloga

 

Montaña Rusa de las Emociones.

En estos días de aislamiento social, de cuarentena por el COVID-19; las emociones se encuentran en un sube y baja. Hay días en los que la frustración, el desanimo, el enojo, se apodera de nosotros. Hay otros días donde la tristeza y la desesperanza hacen fiesta en nuestro interior, pero esas emociones son normales dentro de todos estos eventos que estamos atravesando mundialmente.

Impera la incertidumbre por el cumulo de información, el miedo al contagio de nosotros o de alguien cercano. La inestabilidad económica, soledad, el distanciamiento. 

Para poder sobrellevar efectivamente esta montaña rusa de emociones debemos transitar por ella y sus etapas de afrontamiento. Reconocerlas nos ayudará a afrontarlas de un modo más amable. A desarrollar una mentalidad positiva a pesar de las circunstancias. Nos permitirá entender que,  que por muy difícil que sean los cambios, siempre habra oportunidad de aprendizaje y crecimiento como personas y sociedad.

 

 

1. Inicio de la travesía  “Hay un virus exparciendo por el mundo». Pocos esperaban que sucediera.

2. Negación: “Esto no va a ocurrir aquí”. La negación es una fase habitual en casi todos los cambios no deseados. Es la parte más difícil de sobrellevar, nunca creemos que nos vaya a afectar a nosotros. Nos llenamos de excusas, como que China está muy lejos o que solo es una gripe más, y nos olvidamos de las evidencias: de que el mundo está globalizado, incluso hasta para las enfermedades, o que estas pueden resultar tan contagiosas que pueden colapsar el propio sistema. Durante el periodo de negación, cuando nos damos cuenta de que sí nos puede afectar, podemos desarrollar una variante: la ira o la rabia. Nos enfadamos con el sistema, con la falta de medidas que toman las autoridades, con los eventos deportivos, manifestaciones o reuniones que nos han expuesto al contagio.

El enfado hay que pasarlo, tengamos razón o no. Si nos quedamos en esta fase, estamos perdidos, porque desaprovecharemos la oportunidad de aprendizaje que existe ante cualquier crisis.

3. Miedo durante la travesía por la montaña rusa: “¿Qué nos va a pasar?¿Hasta cúando durará esto? Esta  parte es la  más profunda y paralizante que existe. El miedo, en ocasiones puede ser sano si lo vemos desde la prudencia, que nos lleva actuar adecuadamente, que nos invita a protegernos, a quedarnos en casa. Por el contrario esta el negativo, el que nos lleva a pensar de manera ilógica e irracional, desde la histeria colectiva.

Debemos comenzar a  que transitar esta etapa de forma rápida, pero sensata.

Esta emoción en muchas ocasiones llega a ser más contagiosa que la propia enfermedad. Ya que nos daña profundamente y nos vacía de la posibilidad de afrontar la crisis desde la mentalidad positiva del cambio, el sentido común y la fuerza.

4. Travesía por la montaña rusa de la tristeza  y. la vulnerabilidad.

En esta etapa ya no hay miedo ni rabia, solo desazón y  tristeza en estado puro.

Nos indentificamos, sentimos el dolor por las cifras de enfermos y fallecidos, conocemos personas afectadas o lo estamos nosotros mismos.

Este es el  momento de aceptación pura de la realidad.

En la crisis del coronavirus, la travesía por por la montaña rusa hay que afrontarla.

La buena noticia es que, la montaña rusa tiene un final, y llega el momento que nos tenemos que bajar.

Tu decides si te quedas dando vueltas sin fin, en la rabia o en la negación, pero la mayoría de las personas, tarde o temprano, conseguimos remontar la tristeza, y bajarnos en la llegada.

5. Por ultimo cuando logramos transitar la ruta llega la etapa de nuevos hábitos y confianza  en nosotros mismos. Normalizamos la realidad.

Nos ofrecemos a ayudar a otros desde la serenidad y no desde el miedo; nos reímos de la situación y, lo más importante, nos abrimos al aprendizaje. Cuanto más nos esforcemos en ver qué aspectos quiere enseñarnos esta nueva crisis, más rápido podremos atravesar la montaña rusa de las emociones y el cambio.

6. Cuando logremos bajarnos de la Montaña Rusa, travesía,  porque el coronavirus ha pasado y soy más fuerte.

Todo esto quedará guardado en la historia. Pero recuerda vendrán otras, nuevos problemas, y eso significa que estamos vivos.

Si logras hacerte consciente del proceso y aprendes como persona y como sociedad, habrá valido la pena, a pesar de las numerosas pérdidas que hayamos tenido en el camino.

Disfruta la travesía por la montaña rusa, esto pasará. Si dará miedo en el inicio, pero luego puede ser placentero.

Por. Y. Brito/ Psicóloga
Psiconatural
Psychological Services & Wellness Therapy
Anxiety Specialists
(787)380-5721
contacto@psiconaturalpr.com

¿Qué implica exactamente el proceso de dejar ir?

  1. Separarse del resultado y centrarse en el proceso. Confíe en el plan más grande para su vida y confíe en las cosas se desarrollan con el tiempo como deberían. Evita las ganas de saltar al final de la historia y disfruta del momento presente.
  2. Comprenda que la vida que pensó que tendría podría no ser la vida que realmente tendrá. Muchos de nosotros tenemos un concepto de quiénes somos y cómo pensamos que nuestra vida irá. Cuanto más vivimos, más aprendemos que las cosas no siempre salen según lo planeado. Comprenda que no solo está bien, sino que en realidad podría ser mejor. Practica la gratitud y la confianza en el proceso.
  3. No cuelgue su sombrero de las expectativas porque esto a menudo conduce a la decepción. Las expectativas tienen una manera de mantenernos en relaciones o situaciones durante demasiado tiempo, invirtiendo cada vez más con la esperanza de finalmente alcanzar el día de pago. Las expectativas no son garantías, sino marcadores. Cuando nuestras expectativas o necesidades no se cumplen, debemos tomar nota, responder de manera asertiva y apropiada, y ser lo suficientemente flexibles como para cambiar el rumbo si es necesario.
  4. Rompe las barreras que has creado para ti y que te mantienen preso. Todos tenemos creencias autolimitantes. «¡Nunca podría hacer eso!» «¡Nunca podría usar eso!» «¡Nunca podría ganar eso!» Si crees que no lo harás, no lo harás. Expande tu pensamiento y permite más en tu vida.
  5. Renunciar al control sobre los demás, porque de todos modos es un concepto falso. Realmente solo tenemos control sobre nuestros propios pensamientos, comportamientos, elecciones, acciones y decisiones. No gastes tiempo y energía haciendo girar tus ruedas tratando de cambiar a los demás.
  6. Separarse del apego a lo externo (posesiones, belleza, títulos, dinero, estado, situación, etc.) Traiga su atención al proceso interno, más profundo, psico-espiritual-relacional dentro. Esto te traerá paz, calma y serenidad. Cuando nos enfocamos en lo externo, lo suficiente nunca es suficiente.
  7. Deja de preocuparte por lo que otras personas piensan y comprométete con él como una forma de vida. Libérate de ser consumido o controlado por las opiniones de los demás. Elija preocuparse más por cómo se siente acerca de usted mismo. Somos más felices cuando vivimos nuestra vida de una manera que está alineada con nuestro ser auténtico.
  8. Exhala, exhale por la boca, liberando todo lo que ya no desea o necesita (es decir, ansiedad, estrés, culpa, vergüenza, preocupación, etc.). Inhale profundamente por la nariz y extraiga todo lo que necesita (es decir, paz, fuerza , serenidad, coraje, amor, etc.). Repita este ciclo, permitiendo que su exhalación sea más larga y profunda que su inhalación y observe que su mente / cuerpo / espíritu se calma y se relaja.
  9. Limpie su hogar y oficina de cualquier artículo que no ame ni use. Haz espacio en tu vida para la paz y la alegría.
  10. Libérate de las relaciones tóxicas. Crea espacio en tu vida para relaciones nuevas y saludables.
  11. Ejercer la autocompasión, Somos humanos. Detén la autoflagelación, usa la experiencia para aprender y luego sigue adelante.
  12. Practica la aceptación. Deja de adivinar el pasado. Deja de desear que las cosas fueran como eran antes. Todo pasa por una razón. Dirija su atención al momento presente, porque ahí es donde ocurre la vida.
  13. Abre tu mente. El pensamiento rígido en blanco y negro puede mantenernos estancados. 14. Ríete de ti mismo, ríete de la vida y aprende a no tomarlo demasiado en serio.
  14. Separarse del miedo. La mayoría de los miedos en última instancia provienen del miedo a la muerte. Cuanto más se haga las paces con el hecho de que la muerte es parte de la vida, y elija celebrar la vida en lugar de tener miedo.
  15. Libera los sentimientos que almacenas en su cuerpo a través del ejercicio. Por ejemplo, corre e imagina que tus pies golpean cada pedacito de estrés en el pavimento. Golpea la pelota de tenis y siente la liberación de la ira hacia tu jefe. Monta tu bicicleta e imagina que con cada rotación de los pedales estás arrancando tus miedos y limitaciones. Practica yoga para aumentar la conciencia mente / cuerpo y para recalibrar tu energía vital. Un buen masaje y un buen sexo también son formas positivas de liberar la energía almacenada en el cuerpo.
  16. Exprésate. Encuentra tu voz y comparte tus historias con las personas que amas y en las que confías; amigos, familiares o un maravilloso terapeuta. Diario o escribir creativamente. Crea arte. Baila y muévete. Haz música o canta. Cocinar u hornear. Jardín. Libera y comparte el espíritu único de luz y amor dentro de ti.
  17. Medita. La práctica de la meditación le enseñará cómo separarse de la charla mental, encontrar la paz interior y reiniciarse para el día siguiente. La vida es más fácil y manejable con una práctica de meditación diaria, incluso por unos pocos minutos.

¡Deja ir todo lo que te estanca y liberate, vive con una mente consciente, un corazón abierto y un espíritu danzante!

Por. Y. Brito/ Psicóloga
Psiconatural
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Acepta tus Monstruos

Acepta tus monstruos

“No enfrentar tus monstruos los hace mas fuerte”

Todos témenos un monstruo que nos atormenta que nos roba la paz y la tranquilidad, que no permite que en ocasiones realicemos actividades o que disfrutemos de momentos.

Esos monstruos que viven en nuestra mente, en nuestros pensamientos, en nuestro día a día.

Muchos de ellos llegan disfrazados de miedos, traumas del pasado, cosas que hicimos o que nos hicieron y que pensamos que provocarían rechazo en los demás,

pensamientos limitantes, de adicciones, situaciones, eventos, enfermedades físicas o mentales…

La lucha constante nos agota nos quita energía o desmotiva y pensamos que nunca vamos a salir de el, que nos va acompañar toda la vida.

Visualiza  tu monstruo

¿Cómo es?, ¿Qué ocasiona en ti?, ¿Cómo reaccionas cuando esta cerca?

Cuando logramos hacernos concientes de esos monstruos que habitan en nuestro interior, lograremos iniciar un a transformación hacia esa paz que tanto anhelamos. Esos monstruos internos suelen ser cosas de nosotros mismos que nos negamos aceptar.

Por tal razón, el camino hacia esa liberación y paz interior requiere de transformación y aceptación.

Vencer al monstruo implica aceptar que el vive en nosotros, es aceptar que es una parte de nosotros, que hacer las pases con el, desde nuestro propio criterio, sin juicio o control.

Es transfórmalo en otra cosa que me causa paz y tranquilidad, en algo nuevo y mejor.

Es normal convivir con nuestros monstruos, todos los individuos con los que te cruzas en el camino día a día lucha con alguno en su interior. El ser humano se construye de conflictos y contradicciones. El problema radica cuando queremos estar bien, pero continuamos sin entenderlo e ignorándolo eternamente. La clave es aceptar e iniciar la transformación.

Al no aceptar tus monstruos, dígase tus reacciones, tu ansiedad, ira, depresión, adicciones… se van hacer cada vez más grades, entorpeciendo y limitándote en áreas de tu vida que en un principio de estaban afectadas. Al dejar que el miedo venza nos va a causar inseguridad y nos paraliza.

Un ejemplo, son las personas que sufren de ansiedad, el conocerla y aceptarla, los ayuda a minimizar los sintomas, perderle el miedo e iniciar cambios en su vida que lo esta ocasionando.

Los monstruos no van a desaparecer, pero lo puedes domar, apaciguar. Podemos pensar que al aceptarlo y enfrentarlo lo va hacer desaparecer por complero, y cuando vemos que eso no sucede nos frustramos, ocasionando que nos cansemos. Pero no cometas ese error!

La realidad es que siempre tendremos que convivir con aspectos de la vida que nos harán daño, pero lo importante es que si decidimos enfrentarlos aprenderemos herramientas para hacerlos mas manejables.

Habla con tu monstruo, acéptalo y dile:

«A pesar de que estás aquí voy a vivir mi vida como yo decida». Acaban siendo seres sumisos que ya no nos asustan, con los que no nos da miedo convivir

Buscas ayudas psicológica, aprendes técnicas de relajacion, te expones a las situaciones bajo control…

Aprendes a convivir con tu monstruo, a domarlo.

Metáfora

¿Cuánto tiempo pasamos en nuestra vida luchando para controlar nuestras emociones, nuestros sentimientos, nuestro malestar, nuestra ansiedad, los recuerdos, etc? 

  Imagina tu problema actual (ansiedad, preocupación, recuerdos, culpabilidad, pensamientos negativos…). Ese problema se parece a una persona que estuviese unida a un monstruo por una cuerda y con un foso entre ambos. Mientras el monstruo está tranquilo, dormido, tumbado, podemos verlo, pero en cuanto despierta se hace insoportable, insufrible, y tiramos de la cuerda para conseguir tirar al monstruo al foso. A veces parece que se calma al tirar de la cuerda, como si se diera por vencido, pero lo que ocurre a la larga es que cuanto más tiramos, más próximos estamos del filo del foso y, por el contrario, más grande, fuerte y amenazante está haciéndose el monstruo. Así la situación es que tienes que estar pendiente constantemente de si el monstruo se levanta para tirar de la cuerda, y además, cuando tú tiras el monstruo también lo hace, lo que a veces lleva a que estés al borde del abismo. Y mientras, tu vida se limita a estar pendiente de la cuerda. Te gustaría no estar atado al monstruo, pero eso no es algo que pueda cambiarse, de manera que te planteas qué puedes hacer basado en tu experiencia. Una posibilidad para hacer tu vida es soltar la cuerda y ver al monstruo. Otra que tu vida se limite a estar pendiente de la cuerda.

Por. Y. Brito/ Psicóloga
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Vivir sin Apegos

 

“Si amas una flor, no la recojas. Porque si lo haces morirá y dejará de ser lo

que amas. Entonces si amas una flor, déjala ser. El amor no se trata de

posesión. El amor se trata de apreciación”. Osho


La gente comúnmente piensa que el odio es el opuesto al amor. Es absolutamente incorrecto. El opuesto del amor es el miedo. Quien no ha sentido celos en algún momento de la vida, o el miedo de perder alguien o algo. Cuando eso sucede estamos del lado del apego. el principal motivo de sufrimiento de la humanidad,

Las personas necesitamos establecer vínculos de amor, respeto y protección hacia aquellos que amamos. No hay nada tan necesario y a la vez reconfortante. No obstante, también hemos de tener claro que estas relaciones de apego deben ser saludables y, a su vez, ofrecernos cierto espacio personal, cierta autonomía.

Un ejemplo de caos de apego, son los padres sobreprotectores, los cuales indirectamente fomentan el apego hacia la figura maternal o paterna. Esto no le permitirá madurar con una autoestima saludable y enfrentará la vida con miedos. Serán adultos inseguros y con falta de autonomía.

Cuando entablen relaciones afectivas, desarrollaran un apego ciego y desmedido hacia la pareja.

Dejaran de ser ellos para cumplir el deseo de los demás, serán dependientes y crearan relaciones tóxicas.

Podemos decir que el apego es como una prisión para muchas personas en su mundo y en las relaciones que entablen. Convirtiendo un deseo hacia una persona querida o alguna cosa en una necesidad, algo vital para su supervivencia. Expresando en ocasiones, “sin ti no puedo vivir” “Todo fluye. Todo está en movimiento y nada dura eternamente. Por eso no podemos descender dos veces al mismo río, pues cuando desciendo al río por segunda vez, ni yo ni el río somos los mismos…”

El apego puede ocasionar que la persona se sienta, infeliz, que acepte vivir en una situación de sometimiento, degradación, tristeza, depresión, sensación de soledad, estrés, baja autoestima, poca auto-valoración, cansancio, indefensión, incapacidad, anulación de su personalidad, etc.

Cuando su vida se torna insegura y gira en torno al poseer, las circunstancias como una separación de ese ser querido, ya sea por muerte, por cambio de residencia temporal, por viaje, etc.; lo puede percibir como casi imposible de superar. Esto puede producir en la persona un estancamiento en el ritmo de su vida cotidiano y puede ocasionar un trauma para toda la vida.

La persona no se percata de la pérdida de su dignidad, la falta de respeto, su auto valía, sus valores más esenciales. No disfrutan de su libertad, y dependen de otros para moverse en la vida. No viven su vida en tranquilidad, ya que el apego es miedo a perder aquello que se desea.

Te das cuenta de que estás cayendo en eso cuando no puedes controlarlo y empiezas a ver que te hace mucha falta; cuando la necesidad se convierte en algo imprescindible y no eres capaz de decir: si lo tengo bien, y si no, también.

Debes comenzar a transformar la expresión de te necesito por la de té prefiero. Cuando tienes una necesidad, tú no eliges, lo que elige es el impulso. El no entenderlo, ocasiona con el tiempo cambios abruptos en el humor; la persona se torna irritable porque no está el objeto o la persona apegada.


Que hacer para trabajar el desapego

• Aprende a ser autónomo, creando seguridad en ti mismo.

• Disponer de Buena autoestima.

• No le tengas miedo a la soledad.

• Vive en libertad y respeta la libertad de los demás.

• Comienza a vivir el presente

Recuerda, Las perdidas forman parte de la vida del ser humano, No te aferres.

Dependencia Psicológica

En ocasiones nos preguntamos,

¿Por qué continuamos en relaciones disfuncionales? O ¿Porque permitimos ciertos tratos?,

incluso algunas adicciones.

Existen personas que suelen ser dependientes y suelen acoplarse rápidamente aquellas personas o situaciones o cosas que le despierten el sentido de seguridad   y protección. Les produce miedo el pensar que puedan perder soporte psicológico y esa protección. Esto ocasiona que se entreguen de manera irracional y permitan situaciones de riesgo. De ahí parte esa persistencia en relaciones disfuncionales o el uso de drogas.

Entre los factores que ocasionan esta dependencia psicológica se encuentran:

 

  • Percepción de incompetencia
  • Baja autoestima

Esa idea de no ser capaz de enfrentar la vida con éxito.

Los pensamientos negativos hacia sí mismo se vuelven constantes;

“No sirvo”, “Soy Débil”, “No puedo”

 

Llegando la persona a concluir irracionalmente que necesita de alguien más fuerte que pueda ayudarlo (a) y le brinde ese soporto y protección.

Consejos para trabajar la dependencia psicológica:

Reconoce que hay un problema y tienes que iniciar un proceso contigo mismo (a).
  • Refuerza tu autoestima
  • Identifica las relaciones toxicas
  • Aprende a decir que “NO”
  • Refuerza tu valentía
  • Busca grupos de apoyo
  • Aprende amar de forma saludable
  • Busca ayuda profesional

 

Flexibilidad Emocional

Date permiso  para equivocarte, enfadarte, y llorar. También para sentir rabia y enojo, para perdonarnos, sanarnos, recuperarnos y ser felices.La flexibilidad emocional se refiere a nuestra capacidad de adaptarnos, ajustarnos creativamente, a los cambios y a situaciones inesperadas.

“Si decides ser flexible, te quitarás un enorme peso de encima al ver que nada está predeterminado y que puedes ser el último juez de tu propia conducta.”

Walter Riso.

 

Las personas que son muy rígidas, es decir, poco flexibles, generalmente buscan tener todo bajo control, al no lograrlo surge la frustración, la ansiedad y la depresión.

La flexibilidad emocional nos provee de una gran herramienta para no quedar atrapados en una emoción.

El ser flexibles en nuestra vida nos puede ayudar a equilibrar nuestras emociones y vivir nuestro presente a plenitud. También nos ayuda a bajar el nivel de exigencia, ya que, si lo llevamos al extremo, puede ser perjudicial. Ser más flexible, no quiere decir que perdamos calidad en nuestras acciones. Simplemente nos permitirá ser más eficaces, ya que si estamos todo el día controlando las cosas que nos rodean, es algo agotador, física y mentalmente, y es donde pueden venir los problemas.

Es una característica que nos ayuda a ajustarnos más fácilmente a las nuevas circunstancias, retos y situaciones cuando surgen. Ya sea comenzar en un trabajo nuevo, tomar una clase nueva o casarnos, ser cognoscitivamente flexible nos ayuda a crecer y a llevarnos mejor con los demás.

Algunos de los beneficios de fomentar nuestra flexibilidad emocional son:  

– Logra un equilibrio dinámico emocional ante los cambios

-Significativa detección del stress antes de que se instale.

– Mejor equipamiento para gestionar las incertidumbres.

– Aumenta el autoconocimiento.

– Escucha activa.

 

 

 

Depresión En Los Adolescentes

Durante la adolescencia están presentes una series de presiones, cambios de la pubertad y sueles aparecer cuestionamientos sobre quiénes son y dónde encajan. Con toda esta confusión e incertidumbre, no siempre es fácil diferenciar entre la depresión y los dolores de crecimiento normales de la adolescencia. Pero la depresión del adolescente va más allá del mal humor. Es un serio problema de salud que afecta todos los aspectos de la vida de un adolescente. Afortunadamente, es tratable y los padres pueden ayudar. Su apoyo ayudara a su adolescente a salir de la depresión y volver a la normalidad.

Su hijo adolescente está en mayor riesgo de depresión si:

  • Los trastornos del estado de ánimo se dan en su familia.
  • Experimenta una situación estresante en su vida como una muerte en la familia, divorcio de los padres, intimidación, ruptura con un novio o una novia, o mal rendimiento en la escuela.
  • Tiene baja autoestima y es muy crítico de sí mismo.
  • Se trata de una niña. Las adolescentes tienen el doble de posibilidades de sufrir depresión que los varones.
  • Tiene problemas para socializar.
  • Presenta trastornos de aprendizaje.
  • Tiene una enfermedad crónica.
  • Tiene problemas familiares o problemas con sus padres.

¿Cuáles son los sintomas?

Presta atención a cambios emocionales, como:

  • Sentimientos de tristeza, entre ellos, accesos de llanto sin motivo aparente
  • Sentirse desesperanzado o vacío
  • Irritabilidad o enojo
  • Frustración o ira, incluso por cuestiones menores
  • Falta de interés o placer en las actividades normales
  • Falta de interés en las relaciones con familiares o amigos o conflictos con esas personas
  • Baja autoestima
  • Sentimientos de culpa o desprecio por sí mismo
  • Fijación en errores pasados o sentimientos exagerados de culpa o autocrítica
  • Sensibilidad extrema al rechazo o al fracaso, y necesidad de constantes muestras de amor y apoyo por parte de los demás
  • Dificultad para pensar, concentrarse, tomar decisiones y recordar cosas
  • Sensación permanente de que la vida y el futuro son deprimentes y desalentadores
  • Ideas frecuentes sobre la muerte, el morir o el suicidio

Presta atención a cambios en el comportamiento, como:

  • Cansancio y falta de energía
  • Insomnio o dormir demasiado
  • Cambios en los hábitos alimenticios: falta de apetito y adelgazamiento, o más antojos de comida y aumento de peso
  • Consumo de alcohol o drogas
  • Agitación o inquietud: por ejemplo, caminar de un lado a otro, retorcerse las manos o ser incapaz de quedarse quieto
  • Lentitud para razonar, hablar y hacer movimientos corporales
  • Quejas frecuentes de dolores de cabeza y malestares sin causa aparente, que pueden incluir visitas frecuentes a la enfermería de la escuela
  • Aislamiento social
  • Desempeño escolar deficiente o faltas de asistencia frecuentes
  • Aspecto descuidado
  • Estallidos de ira, comportamiento problemático o riesgoso, u otras manifestaciones de mala conducta
  • Autolesiones: por ejemplo, cortes, quemaduras, perforaciones o tatuajes excesivos
  • Planes o intentos de suicidio

Adicciones Una Estrategia Para Evitar Lo Que Sentimos

Cuando se vive con ciertos niveles de ansiedad se buscan diferentes maneras para no sentir esto desagradable, muchas persones para evitar y huir de ella recurren a uso desmedido de alcohol, sustancias controladas, sexo, todo lo que puedes hacer compulsivamente, en exceso que te distraiga, incluso las redes sociales. Como Sociedad vivimos huyendo de lo que sentimos, nos refugiamos en series de televisión, abrir el Facebook cada 5 minutos.

La adicción es como una herramienta para lidiar con la ansiedad, como el uso excesivo de la nicotina, por eso cuando se habla de trabajar con la ansiedad, hay que auscultar esa parte emocional, descubrir la verdadera razón del uso desmedido, que la persona sepa qué hacer con la ansiedad. Muchas veces nos enfocamos en erradicar la adicción, pero que hacemos cuando regresa o permea la ansiedad. En ocasiones la persona sustituye una adicción por otra, por ejemplo, comer sin control, comprar o trabajar.

Evitamos por todos los medios sentir, conectarnos con nuestras emociones, llorar desahogarnos, pensamos que las adiciones te hacen sentir en control, pero es una ilusión, porque te alegan de lo que necesitas sanar, se sentir, de encontrarte contigo mismo.

También la ansiedad puede hacer aparición en los momentos de abstinencia, puede ser desde un día después de haber consumido o bien cuando dejas de consumir después de mucho tiempo. Lógicamente tu cuerpo pasa por un proceso de readaptación, de cambios internos, suelen ser incomodos, y quizás la persona no está acostumbrada a ellos y aparece la ansiedad. De hecho, se ha descrito un trastorno de ansiedad que considera que la misma puede estar inducida por sustancias (o, dicho de otro modo, ser consecuencia de su uso frecuente y excesivo). En el trastorno de ansiedad inducido por sustancias, los síntomas de ansiedad están asociados al consumo, abuso o dependencia de una droga (cafeína, nicotina, alcohol, cannabis, cocaína, heroína, éxtasis, etc.). Los consumidores habituales de drogas presentan niveles de ansiedad más altos que los no consumidores, incluso después de haber abandonado el consumo (incluso periodos superiores a los seis meses).

A veces, en otras situaciones incluso todavía más cotidianas, como, por ejemplo, cuando una persona intenta dormir, trabajar, o estudiar, surge también la ansiedad. Algunas personas    experimentan fuertes reacciones de ansiedad en su vida cotidiana e intentan reducir su malestar tomando algún tranquilizante o ansiolítico. Muchas personas llegan a convertirse en grandes adictos de estas drogas legales.

La ansiedad suele hacer aparición en momento de poca tolerancia y frustración, cuando no sucede lo que quieres. Así que la ansiedad puede aparecer antes o después de las adicciones, y en ocasiones es motivo de recaídas, y también el hecho de que en el proceso de abstinencia es fácil recaer porque realmente el cuerpo lo está pidiendo, quizás porque sucedió algo en proceso que no pudiste tolerar, alguna tristeza, molestia o la ansiedad. No es que no puedas vivir sin consumir, si no que no sabes cómo lidiar con tus emociones.

Lipschitz (1988) llega a afirmar que las causas más frecuentes de ansiedad son la intoxicación por drogas y los síndromes de abstinencia. Este autor revisa un gran número de estudios sobre relaciones entre diversas drogas (cafeína, marihuana, nicotina, neurolépticos, alcohol, tranquilizantes, heroína y metadona) con la ansiedad. Las conclusiones más importantes a las que llega son las siguientes:

  • La cafeína generalmente causa o exacerba la ansiedad. La abstinencia suele producir dolores de cabeza y adormecimiento. En personas que padecen trastornos de ansiedad puede aumentar considerablemente su sintomatología.
  • La marihuana generalmente produce ansiedad. La intoxicación aumenta los síntomas de per- sonas con trastornos previos de ansiedad. Su efecto no se limita a personas novatas en el consumo de esta droga, sino que se han observado ataques de pánico repentinos en consumidores habituales. Estos ataques de pánico son más frecuentes en personas que padecen este tipo de trastorno, o si la marihuana se ingiere.
  • La ansiedad puede también producirse por intoxicación con nicotina de tabaco o de otras fuentes. Esta ansiedad es usualmente de duración breve, ya que la nicotina es eliminada rápidamente
  • La abstinencia de diversos tipos de drogas puede producir ansiedad. Quizás el caso más común es el del alcohol, pero también sucede con tranquilizantes menores o el tabaco. En general, el comienzo y la duración del síndrome de abstinencia varía de unos tranquilizantes a otros, dependiendo del tiempo que dura su efecto.
  • La ansiedad es también un síntoma común de la abstinencia de los narcóticos. Aquí, también, la demora de los síntomas depende de la duración de la acción del narcótico.

El síndrome de abstinencia de la heroína puede ocurrir después de unas horas desde la última dosis, mientras que los síntomas del síndrome de abstinencia de la metadona pueden retrasarse varios días.

El abuso de sustancias tóxicas susceptibles de adicción a la larga produce tres fenómenos característicos: 1) tolerancia, es decir la necesidad de aumentar progresivamente la dosis para producir los mismos efectos; 2) dependencia psíquica, o habituación; y 3) dependencia física, que se refiere a la aparición de síntomas físicos (síndrome de

El síndrome de abstinencia

Incluye una serie de síntomas físicos característicos de la alta activación fisiológica, propia de los estados de ansie- dad. Otros síntomas son igualmente desagradables e incluso dolorosos. Por ello, el adicto teme al síndrome de abstinencia. Probablemente, este temor hace aumentar, a su vez, los síntomas de activación fisiológica.

El síndrome de deprivación alcohólica varía desde una sintomatología ansiosa (temblores, alteraciones del sueño, etc.) hasta reacciones más severas, tales como convulsiones o el delirium tremens. En los alcohólicos la abstinencia del consumo de alcohol suele producir ansiedad, temblores, insomnio, náuseas, vómitos, anorexia, sudoración, etc., es decir, alta activación adrenérgica. Estos síntomas se incrementan cuando hay algún tipo de estrés emocional adicional, o cuando hay un pobre control de la ansiedad y el miedo que producen estos mismos síntomas. Las alucinaciones y el delirium tremens, cuando se producen, suponen también trastornos perceptivos e ilusiones, además de una activación autonómica exacerbada.

El síndrome de abstinencia de las benzodiazepinas incluye síntomas tales como ansiedad, náuseas, cefalea, alteraciones de la percepción, incapacidad para conciliar el sueño, e incluso con- vulsiones generalizadas, o delirio. La supresión en el consumo habitual de la cocaína suele producir insomnio, aumento de la actividad motora e incluso ideas suicidas, pudiendo aparecer también delirio. Los opiáceos presentan un cuadro de absti- nencia que puede incluir insomnio, agitación, piloerección, contracturas, calambres, dolor muscular, dolor abdominal, taquicardia, hipertensión, fiebre, hiperventilación, anorexia, náuseas, agitación, diarrea, vómitos, etc.

Se han encontrado diferentes variables a tener en cuenta a la hora de seleccionar el tratamiento concordante (tipo de paciente y tipo de tratamiento), una de las encontradas es la ansiedad, como variable relacionada con el consumo (de alcohol o tabaco) para reducir el malestar subjetivo y la activación fisiológica. Los sujetos que consumen con estos fines necesitan en su tratamiento técnicas de reducción de ansiedad. Esto es especialmente indicado a la hora de programar la prevención de recaídas. A la hora de decidir qué técnicas de reducción de ansiedad se deben aplicar, primero hay que hacer una evaluación individual que incluya las manifestaciones de la ansiedad en los tres sistemas de respuesta y ante diferentes situaciones, para después aplicar los principios del punto anterior.

Por eso es importante no enfocarse tanto en la conducta adictiva, si no en lo que subyase debajo de esa adiccion, enfrentar la ansiedad y el dolor emocional.

 

  1. Aceptando
  2. Sintiendo
  3. Desahogando
  4. Aprendiendo a usar tus emociones
  5. Comparando como a medida que vas manejando la ansiedad, va disminuyendo la adicción.