Más alla del miedo

Un ratoncito estaba angustiado porque tenía miedo al gato. Un mago se compadeció de él y lo convirtió en gato. Pero entonces resulta que el gato empezó a sentir miedo al perro, motivo por el cual el mago lo convirtió en perro. Una vez perro, empezó a sentir miedo a la pantera y el mago lo convirtió en pantera. Por este motivo empezó a temer al cazador. Llegados a este punto el mago se dio por vencido y dijo:
-Nada de lo que yo haga por ti te va a ser de ayuda porque siempre tendrás corazón de ratón.

Si observamos el miedo es como una muralla que no deja ver más allá, no permite que la atravieses, no permite que descubras que puede existir al otro lado.  Puede haber un sin fin de oportunidades, experiencias, las cuales no has podido disfrutar. ¿Por qué?
En ocasiones, nuestros miedos solo existentes en nuestra mente y estos son los que nos paralizan.

“Dejamos de temer aquello que empezamos a conocer”

Marie Curie

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El miedo es el sentimiento que surge como respuesta a un peligro o amenaza, real o imaginario. El problema es cuando presentamos esa reacción ante peligros que aún no existen, sólo por la probabilidad de que ocurran. Esto nos mantiene en un estado de estrés permanente bastante negativo para nuestro cuerpo y por consecuencia afecta a nuestras acciones.Es un mecanismo de defensa, es la expresión de nuestra dificultad para lograr la armonía entre lo que somos y lo que queremos ser.
El miedo es uno de los obstáculos más peligrosos y paralizantes que existen. Y además de los más inútiles, ya que el miedo no va a resolver el problema, más bien todo lo contrario, te paraliza y te impide llegar a tus objetivos.
Muchas veces vemos las dificultades acumuladas y nos parecen insuperables, las emociones negativas nos impiden ver con claridad. La solución de un problema pasa por definirlo con claridad, y luego partirlo en problemitas, en pasos, en pequeños objetivos.
Todos los seres humanos sentimos miedo, diferentes tipos de miedos. La diferencia está en si asumimos ese miedo y cómo lo asumimos. “Debemos aprender a gestionar y superar los miedos con las herramientas que todos tenemos, porque una vez superados los miedos adquieres una fortaleza muy grande: la confianza en ti mismo”, ante ese miedo que sentimos podemos actuar de maneras diferentes: “podemos atacar, podemos huir, podemos bloquearnos. Tenemos que afrontar otra manera de ver el miedo; en vez de una dificultad.
Cómo no vas a tener miedo con lo bien que nos han educado para que lo tengamos. Comenzando por nuestros padres y la sobre protección, porque si ellos nos generan miedos es porque antes se los generaron a ellos. Sin hablar de manera global y social donde el miedo es utilizado para controlar las masas. Lo vemos a diario en los periódicos y las noticias y reflejado en el gobierno y las decisiones del pueblo ante votaciones y otros temas.
“Vamos a votar a lo que ya conocemos, que cualquier cambio puede ser peor»
Miedo a lo desconocido o salir de la zona de confort.
Nos han inculcado tanto miedo que no sabemos quiénes somos, lo que queremos, ni mucho menos cómo conseguirlo. Salirse del camino que nos han marcado está muy mal, y nos tienen que meter mucho miedo para que ninguna oveja descarriada se atreva a cuestionar.
Ese es el motivo por el que, tanto nosotros como ellos, hacemos las cosas que hacemos y nos alejamos del auténtico propósito por el que estamos aquí: vivir una vida plena, feliz y auténtica, ayudándonos unos a otros para hacer del mundo un lugar mejor. Debemos ver el miedo como una oportunidad para el aprendizaje, para expandirnos y para crecer. tenemos que ser capaces de descubrir para qué me sirve ese miedo, cómo me puedo aprovechar de él, y cómo podemos crecer. En vez de huir de él, de esconderse, lo afronto y digo `vamos a salir adelante’”.
Si tienes miedo a las alturas, no empieces en un día de subiendo al piso numero 20. Inicia subiendo de 3 en 3. Aproximarnos despacito a las cosas que no nos gustan puede facilitar que entablemos relaciones estables con ellas, logrando una exposición gradual.
Si hablar en público te causa urticaria y sudoración, prepara una presentación sencilla y preséntala a tus familiares o amigos. Si te da vergüenza bailar en público, empieza con los bailes sencillos y con personas simpáticas que no critiquen o juzguen.
Analiza el miedo
Cada momento de nuestras vidas está marcado por la huella de nuestros miedos. Lo que hacemos y dejamos de hacer, dónde vamos y con quién, el modo en que nos sentimos con nosotros mismos y con los demás, lo felices o lo tristes que estamos.
Todo ello está directamente unido a nuestros miedos, y si dejamos que éstos dicten nuestro comportamiento y restrinjan nuestra libertad, entonces dirigirán nuestras acciones y determinarán en gran medida nuestra forma de ser.

Como manejo el miedo

  • SUELTA
La resistencia al cambio y a lo desconocido, el crecimiento y la evolución siempre estarán al otro lado de lo conocido. Sal de tu zona de confort, de ese espacio conocido que te mantiene estancado y comprometido con tu pequeñez. Abraza el cambio y no dejes que tus días pasen y que en tu mente se haga cada vez más difícil la posibilidad real de que haya un cambio.
  • IDENTIFICA
De qué tamaño es tu inseguridad en tus propias habilidades y confía en que estás sostenido por algo más grande que tú y confía profundamente en ti.
  • AVANZA
Si tus sueños no te asustan, entonces no son tan ambiciosos; no te detengas porque sientes miedo, al contrario, siente el miedo y pregúntale qué mensaje tiene para ti, si pudiera hablar, qué te diría. Honra tu miedo, permite que pase, porque no eres eso y si regresa, avanza con él.
  • NO ESPERES
A que las condiciones estén perfectas para emprender la aventura de tu vida, tampoco planees muy a futuro. Da el primer paso y sobre la marcha irás descubriendo el reto de cada etapa y, con una mente abierta y anclada en el momento, descubriendo lo que el momento requiere de ti.

Miedo a La Soledad

f3_86khpN3A diario llegan a consulta pacientes de ambos sexos y todos con un denominador  común, ansiedad o depresión.  Junto a esos diagnósticos vienen los miedos que los acompañan y avivan diariamente; activadores de mecanismos de defensas innatos ante un peligro inminente. Luego de indagar esos miedos sale a flote la palabra Soledad y abandono, un miedo común entre los adultos.

¿Porqué le tememos tanto a la soledad?

Desde que nacemos, los seres humanos sentimos ese miedo al abandono, cuando nos identificamos con nuestro cuidador primario y percibimos una sensación de soledad, el niño experimenta emociones de tristeza, miedo que pueden desencadenar en ansiedad. No obstante, una niñez donde se fomentó el apego seguro, esa confianza en sí mismo, independencia y sentido de pertenencia; tendremos adolescentes y luego adultos más seguros.

¿Pero qué ocurre?

En el camino del desarrollo ese niño se va topando con programación verbal, modelos de referencia y experiencias concretas que lo van formando.

¿Qué escuchabas de niño sobre la compañía, el afecto, la independencia?

¿Qué viste cuando niño?, esas relaciones de afecto de las persones más cercanas a ti?

¿Qué experimentaste?, ¿Como fue ese trato de parte de tus cuidadores, te sentiste protegido o te sentiste inseguro?

Vivimos en una sociedad donde ya a los 30 si no estás casado y no tienes hijos es sinónimo de cuestionamientos y comentarios que van despertando los miedos y la desesperanza ante el futuro. Crean unos estándares de vida que van moldeando creencias y expectativas en algunos individuos; los cuales el no poderlos conseguir o sentir que se encuentran fuera de ellos les causa frustración, ante unas metas no obtenidas dentro de un plazo determinado.

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Cuando ya somos adultos nuestro cerebro ha acumulado esas creencias y vivencias relacionadas a la compañía, al abandono. En algunos casos crecen adultos valientes, seguros y confiados en ellos mismos, por el contrario, adultos con miedos, inseguridades entre ellos a la soledad.

Y es justo en medio de esta etapa adulta, donde, la confianza en uno mismo no está fortalecida, permea las inseguridades, hace presencia el tan temido miedo a la soledad. Fomentando la idea de que tener una relación de pareja es una prioridad y la única razón para ser feliz. Se convierte en algo tan sumamente importante que si no lo conseguimos o si lo tenemos, pero lo acabamos perdiendo, nuestra vida pierde el sentido por completo. Nos cuesta ser felices, sentir plenitud, bienestar profundo y esto nos puede conducir a hacer elecciones sin criterio y a consecuencias muchísimo peores que esa temida soledad.

A veces la persona tenia pareja, pero por alguna razón ya no está en su vida, comienza a permear los pensamientos, ¿Y si no encuentro a nadie más? Quien se fijaría en mi? 

Ese miedo a la soledad en ocasiones puede ser prejudicial, ya que la persona puedeimages-1 permanecer en relaciones perjudiciales, toxicas, permitir humillaciones y en casos ser víctimas de maltrato.

El ser humano no está en ningún momento solo, tiene al acompañante por excelencia, que es usted mismo. Cuando logras entenderlo, es cuando inicias ese proceso de conexión y te das cuenta de que no estás solo. La soledad como tal no existe en quien sabe estar consigo mismo, y sabe asumir esa responsabilidad.

¿Como voy a querer a otra persona si no me quiero o no me acepto?

Cuando logramos comprender que la soledad puede ser nuestra mejor aliada y que está ahí para dejarnos ver la necesidad de empoderarnos, de conectarnos con nosotros mismos, de sanar esas heridas de la niñez; y el volver a programarnos, permitiendo crear nuevas conexiones neuronales positivas y seguras. La soledad es ese momento donde nacen las oportunidades de crecer, y cuando logres trascenderla y fortalecerte como individuo, tendrás la capacidad suficiente para poder permitir en tu vida la llegada de esa compañía idónea como complemento.

Te valorarás, permitiendo así que otros lo hagan de igual manera.

Te respetarás, permitiendo así que otros te respeten

Te amarás, permitiendo que otros de amen…

Ese miedo que te persigue está ocasionando el deterioro de tu capacidad para discernir entre lo que es saludable o  no para ti; Permitiendo que te olvides de ese amor propio.

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1.- Busca momentos de soledad

Aprovecha el tiempo que tienes a solas para meditar, conocerte y reflexionar sobre quién eres. Al principio será difícil y habrá temor, pero con el tiempo podrás ver que eres tu mejor compañía.

Comienza con períodos cortos, trata de hacer cosas solo, como ir a la tienda o a los encargos sin compañía. Aumenta esos tiempos cada semana.

2.- Evita las distracciones

En este mundo tecnológico es fácil sentirse acompañado por la televisión, el radio, Internet o el teléfono celular. Trata de no llenar el vacío con distracciones externas.

La lectura por otro lado, es una actividad que puedes realizar perfectamente a solas y que nutrirá tu espíritu además de que ejercita la imaginación.

3.- No es lo mismo estar solo que sentirse solo.

Date cuenta de la diferencia. Estar solo es un estado temporal, nadie está realmente solo. Sentirse solo es más bien un estado mental que describe cómo te sientes.

El que se siente solo puede estar rodeado de una muchedumbre y aun así sentirse triste y abandonado. La persona que sabe estar sola, también disfruta estar acompañada cuando el momento lo amerita.

4.- Trabaja en tu vida social

Trata de hacer y crear amistades duraderas, no busques sólo compañía superficial con tal de no estar sola. Las conexiones íntimas con otras personas te nutren como individuo y te llenan aun cuando estés sin compañía, pues sabes que esas personas estarán ahí para ti cuando las necesites, aun cuando estén lejos. Aprende a crear relaciones nuevas.

5.- Acude a terapia

Si tu problema es muy serio y no soportas estar sola, te está ocasionando ansiedad o síntomas relacionados a depresión, debes comenzar a darte cuenta de la raíz de tu problema, enfrentar la soledad sin sufrirla y, eventualmente, a construir lazos fuertes con otras personas.

Por. Y. Brito/ Psicologa

Psiconatural

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