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Descubriendo y Sanando las Heridas Emocionales

Las heridas de la infancia son experiencia dolorosas que pueden dejar cicatrices emocionales a lo largo de nuestras vidas. Durante esta etapa tan crucial de nuestro desarrollo, las experiencias negativas pueden tener un impacto significativo en nuestra autoestima, relaciones y bienestar general.

Al crecer, todos enfrentamos diferentes desafíos y dificultades en nuestra crianza. Algunas de estas heridas pueden ser el resultado de situaciones traumáticas, como abuso físico o emocional, negligencia o pérdida de seres queridos. Otras heridas pueden surgir de la falta de atención, apoyo emocional o validación de nuestras necesidades y sentimientos.

Estas heridas pueden tener una profunda influencia en nuestra vida adulta. Pueden generar patrones de pensamiento negativos, baja autoestima, miedo al abandono, dificultad para confiar en los demás o establecer relaciones saludables. También pueden manifestarse a través de comportamientos autodestructivos, como adicciones, problemas de alimentación o relaciones tóxicas.

Es importante reconocer y sanar estas heridas de la infancia para poder vivir una vida plena y satisfactoria. El proceso de curación implica trabajar en el autoconocimiento, aprender a establecer límites saludables, buscar apoyo terapéutico si es necesario y practicar el autocuidado.

No obstante, a pesar de las heridas de la infancia, es posible construir una vida feliz y significativa. Puede requerir tiempo y esfuerzo, pero a medida que nos adentramos en el camino de la sanación, podemos cultivar una mayor comprensión de nosotros mismos, desarrollar una autoestima más sólida y establecer relaciones más saludables.

Recuerda que todos merecemos amor, respeto y cuidado, incluso si experimentamos heridas en nuestra infancia. Al hacer frente a estas heridas y buscar la sanación, podemos encontrar una mayor paz interior y construir una vida plena de significado y conexiones positivas.

Las 5 heridas de la infancia son patrones emocionales y psicológicos que se desarrollan durante los primeros años de vida y que pueden tener un impacto significativo en nuestra vida adulta si no se abordan adecuadamente. Estas heridas pueden surgir a partir de experiencias traumáticas, rechazo, abandono, negligencia o cualquier otra forma de maltrato emocional.

La primera herida es la del rechazo, que puede dejar una profunda sensación de no ser amado o aceptado tal como uno es. Esta herida puede llevar a una baja autoestima, dificultades para establecer relaciones saludables y la creencia de que no se es lo suficientemente digno de amor.

La segunda herida es la del abandono, que se produce cuando se siente que se ha sido dejado solo o desatendido en momentos clave de la infancia. Esto puede generar miedo al compromiso, dependencia emocional y una sensación de inseguridad constante.

La tercera herida es la del abuso emocional, que implica la manipulación o devaluación continua por parte de figuras significativas en la infancia. Esto puede resultar en problemas de confianza, dificultad para expresar emociones y una sensación persistente de no ser lo suficientemente bueno.

La cuarta herida es la del abuso físico, que involucra lesiones físicas o violencia física experimentada en la infancia. Esta herida puede dar lugar a problemas de ira, miedo y dificultades para establecer límites saludables.

Finalmente, la quinta herida es la del trauma de la humillación, que ocurre cuando se es objeto de burlas, ridiculización o vergüenza en la infancia. Esto puede llevar a problemas de autoimagen, baja autoestima y dificultades para aceptarse a uno mismo.

Es importante tener en cuenta que estas heridas no definen completamente a una persona y que es posible trabajar en su sanación a lo largo de la vida. A través de la terapia, la autocompasión, el perdón y la construcción de relaciones saludables, es posible transformar el dolor en crecimiento y encontrar una mayor plenitud emocional.

Imagina cómo sería vivir sin el peso de las heridas del pasado.

No dejes que tus heridas de la infancia sigan afectando tu presente.

Descubre cómo sanar las heridas emocionales de la infancia y construye una vida llena de amor y bienestar.  Nuestro curso te brinda las herramientas y estrategias necesarias para superar el pasado y vivir con una mayor confianza y plenitud.

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Cuando las emociones nos invande

Cuando las emociones nos invaden

El manejo emocional es la habilidad de una persona a la hora de gestionar y canalizar los distintos tipos de emociones, ya sean positivas o negativas.

Sentir una emoción es inevitable (alegría, miedo, tristeza, rabia…) y todo el mundo sabe que eso no se puede cambiar. Lo más recomendable es que cada uno de nosotr@s deberíamos dejar que esa emoción nos invada y poder gestionarla de manera consciente y correcta.

Y es que, ¿sabes lo qué sucede cuando intentamos reprimir una emoción y nos negamos a experimentarla? Ocurre lo inevitable y es que tarde o temprano la emoción saldrá a flote, de la misma forma que pasa con el agua que siempre encuentra salida  por la que fluir, y muchas veces con mayor intensidad.

 ¿Sabes lo qué puede pasar si una emoción nos invade de manera exagerada sin ningún tipo de control, desbordando e invadiendo todo lo que encuentra a su paso? Que esa euforia emocional no es beneficiosa para tu bienestar emocional.

  1. Identifica qué estás sintiendo y trata de ponerle nombre a esa emoción. Las emociones llevan con nosotros desde la prehistoria, nos ayudan a adaptarnos, solo que no nos han enseñado cómo. Probablemente, esa emoción te esté dando información acerca de cómo están tus necesidades, si las estás cubriendo adecuadamente o no.
  2. Cubre tus necesidades. Las emociones que calificamos como desagradables nos señalan que, probablemente, alguna de nuestras necesidades básicas esté sin cubrir. Son un mensaje que nos manda nuestro organismo. Emoción en latín significa movimiento, por eso es mejor no bloquear esas emociones, aunque duelan, nos están ayudando.
  3. Observa cómo te hablas. Trata de cuidar tu lenguaje; cómo nos hablamos influye en cómo nos sentimos. No te compares con los demás, permítete cometer errores y aprender, ignora todos esos “tengo que” o “deberías” que te autoimpones.
  4. Conecta con el momento presente. Trata de concentrarte en lo que estás haciendo, sin prestar atención a las preocupaciones o tareas pendientes. Desconecta el móvil durante la comida y céntrate en el sabor, en las texturas, de lo que estás comiendo, concentra tu atención en cómo cae el agua cuando te duchas cada mañana o date un paseo al finalizar la jornada.
  5. Hacer nada también es hacer algo. Vivimos en una sociedad marcada por la productividad y las prisas. ¿Cuándo fue la última vez que te permitiste descansar o aburrirte sin sentirte culpable? A veces necesitamos parar para poder avanzar.
  6. Mantente activo. No esperes a estar bien para moverte. Al contrario, muévete para estar bien. Busca actividades gratificantes, no tiene por qué ser ejercicio físico, lo que sea que te haga tener tu propio momento de autocuidado.
  7. Apóyate en tu círculo social. Mantenernos vinculados y desahogarnos con nuestras personas de apoyo son dos pilares fundamentales para regular nuestras emociones y sentirnos realizados.
  8. Agradece. Al llegar la noche, antes de acostarte, trata de recordar qué tres aspectos positivos destacarías de tu día, qué logros has obtenido o qué emociones agradables has experimentado.

Por: Y. Brito, Psicóloga

 

El Presente

El día de hoy es un regalo. Por eso se llama presente

En el momento actual es que encontramos la verdadera paz, el amor,  la libertad y de la felicidad.

¿Cómo lograrlo?,

¿Cómo hacer para que la mente permanezca aquí y ahora todo el tiempo con todas las distracciones del mundo actual?

Meditar requiere un esfuerzo, y no todos estamos dispuestos a asumirlo.

¿Qué dirías si te preguntara a ti cuán presente estás en tu vida?

Todos pasamos tanto tiempo preocupándonos por el futuro, tratando de prepararnos para cualquier eventualidad que nos olvidamos del hoy.

Nos preocupamos con dudas tales como:

¿Qué sucede si pierdo mi trabajo?

¿Nunca encontraré el amor? ¿Cómo voy a cuidar a mis padres enfermos?

¿Cómo voy a criar y sostener a mis hijos?

Pero la verdad es que no podemos controlar la vida; la mayoría de las cosas están fuera de nuestro manejo. Además, todo puede cambiar en un instante para mejor o para peor. Por lo tanto, en lugar de tensionarnos y preocuparnos por mantener todo controlado, tal vez deberíamos aprender a soltar y confiar.

La vida es un fluir constante de momentos, y cada uno es único e irrepetible. Yo antes solía guardar las cosas nuevas que recibía o compraba para usarlas en alguna ocasión especial.

Pero me di cuenta de que cada experiencia debe ser vivida plenamente, no a medias. Mucha gente reserva lo mejor que tiene para algún momento adecuado, y la verdad es que cada momento es el adecuado.

Si quieres comenzar a conectarte con tu momento presente,el mindfulness seria una herramienta poderosa para tu vida.

Por eso te invito a que comiences a practicar y a poner toda tu energía en cada cosa que hagas y que cada mañana te despiertes pensando “este día es especial” y hagas lo que sientas que tienes que hacer. Pero hazlo hoy. No postergues tu felicidad, porque quizás ese momento que esperas nunca llegue. Sé feliz hoy.

Conecta con tu interior

Conecta con tu interior

Conectar con uno mismo es la clave de toda transformación personal.

 
Vivimos en la sociedad de las prisas y de la saturación de información.

Dedicar tiempo a escucharse, explorarse y descubrir nuestras emociones son la clave para mejorar nuestro bienestar.

¿Qué significa conectar con uno mismo?

Conecta con tu poder interior

Escúchate a ti mismo/a

Mira dentro de ti

Suena sencillo... ¿No?

Es más que eso…

  • Debes comenzar conociendo tu historia, Reconocer y observar tus conflictos personales.
  • Observar pensamiento y emociones, creencias.
  • Aceptar y asumir las oportunidades que tus situaciones y conflictos te ofrecen.

¿Qué puedes hacer para conseguir conectar contigo mismo/a?

  1. No depender de nadie más, hacer a cada momento lo que uno siente y lo que a uno le apetece es algo sencillamente maravilloso.
  2. Anotar tus pensamientos y reflexiones personales en un journal
  3. personal es otra técnica muy útil para conectar contigo.
  4. Estoy convencida de que, tras una salida por la naturaleza, has vuelto a casa con la sensación de haber desconectado.
  5. Otra de las técnicas más eficaces que conozco para conectar con uno mismo es la meditación. ¿Quieres aprender a meditar?
  6. Centrar la atención en nuestra respiración durante unos minutos ayuda a calmar la mente y alejarnos del ruido.
  7. Disfrutar de un buen paseo en solitario, con música o sin ella, te brinda la oportunidad de mantenerte más en el momento presente.
  8. No reprimas tus emociones
  9. Disfrutar de tiempo de calidad
  10. A veces nos olvidamos de que el silencio también es un modo de expresión.

 

Desempleo ¿Te causa ansiedad?

Ansiedad por desempleo

 

En estos días de aislamiento social, impera la frustración, el miedo e incertidumbre. Entre uno de los detonantes se encuentra el factor económico, ya que muchos individuos llevan semanas sin poder presentarse a sus empleos.

Impera el desasosiego, ya que el deber primordial es protegerse y quedarse en su casa; no obstante; la falta de respuestas ante promesas de ayudas económicas, deudas, y pensamientos enfocados en el futuro, llevan a las personas a caer en el ciclo de la ansiedad. Lo primero que se nos viene a la cabeza cuando nos quedamos sin trabajo es la pérdida de entrada de dinero y cómo los problemas económicos pueden alterar nuestra vida significativamente. 

Está claro que la economía es una fuente de seguridad a nivel de bienestar material puesto que cualquier persona necesita tener una cantidad de dinero mensual para poder pagar la hipoteca, hacer la compra, hacer frente a los gastos…

Provocando a largo plazo serios problemas a nivel psicológico y afectando también la convivencia familiar

El desempleo no sólo afecta económicamente a las personas, sino que también puede tener un impacto grave sobre la salud.

 

Perder el trabajo puede suponer un importante cambio dentro de nuestras vidas. La estabilidad y la rutina que regía nuestros días desaparece para dar paso a una gran diversidad de emociones negativas. 

 

Es importante saber distinguir si lo que sentimos es realmente ansiedad. Conocer nuestras emociones y cómo nos sentimos nos ayudará a trabajar mejor lo que nos adolece y a entendernos. Por tanto, una persona que esté en desempleo debe estar activa, manejar sus pensamientos.

Observar…

 

  • Síntomas psicosomáticos como insomnio, dolor de cabeza o dolor de estómago 
  • Caer en malos hábitoscomo fumar, comer comida poco saludable o consumir alcohol
  • Tener baja autoestima, sentirnos “inútiles”, incapaces de hacerle frente a las tareas del día a día
  • Pérdida del interés por las cosas que antes sí nos gustaban

Consejos para superar la ansiedad por desempleo

 

Mantente activo.Te recomendamos que hagas ejercicio pues una magnífica manera de aumentar tu autoestima y liberar estrés.

 

No te rindas. Sabemos, la sensación de agobio, cansancio y dejadez pueden llegar a ser desesperante, pero recuerda que no hay que rendirse nunca.

 

Utiliza Internetdesarrolla tu marca personal durante el tiempo que estás sin trabajo, estudia.

 

Fórmate. Aprovecha que cuentas con más tiempo libre para seguir formándote. Especialízate e investiga sobre qué buscan las empresas hoy en día.

 

Reduce el estrés.Existen técnicas muy efectivas para reducir los niveles de estrés como escuchar música o leer. Estas actividades te ayudarán a no estar constantemente dándole vueltas al problema. Hay recursos que nos ayudan a manejar la ansiedad, como pueden ser el mindfulness, la meditación, los ejercicios de relajación. Todos los anteriores nos ayudan a calmar el sistema nervioso y a centrarnos en el presente, ambos aspectos muy importantes para recuperar la serenidad y la sensación de seguridad.

 

Pide ayuda profesional. Si el estrés se agudiza y prolonga, entrarás en una fase de agotamiento, ocasionándote respuestas psicosomáticas como el insomnio crónico o la depresión, por ello es importante que si crees que la situación te sobrepasa busques ayuda profesional.

 

Por. Y. Brito/ Psicóloga
Psiconatural
Psychological Services & Wellness Therapy
Anxiety Specialists
(787)380-5721
contacto@psiconaturalpr.com

Posturas básicas para la ansiedad

Piernas encima de la pared

Acuéstate sobre tu espalda con los brazos en los lados o abrir los brazos para abrir el corazón aún más.Acostado sobre la espalda con los talones o los pies en la pared. Coloca una pequeña toalla sobre los ojos, esto permitirá que los ojos se mantengan cerrados durante los 5 a 10 minutos. Esta postura es para descansar, al cubrir los ojos ayuda a que el resto del sistema nervioso central active la relajación. Después de descansar en esta postura, para volver a la posición anterior, dobla las rodillas, baje los talones de la pared y deslice hacia el lado derecho. Acuéstese de lado realice un par de respiraciones antes de subir a sentarse en posición vertical.

Postura del Niño

Una posición de reposo, se trata de bajar suavemente la espalda, cadera, y estirar los hombros.

Cómo hacerlo: de rodillas, inclínate hacia adelante con la frente sobre el tapete. Coloca los brazos a los lados del cuerpo con las palmas hacia arriba al lado de los pies o las palmas hacia abajo estiradas sobre la cabeza. Respira profundamente, centrándote en la respiración con los ojos cerrados. También puede ser una buena pose para el insomnio.

Piernas flexionadas en ángulo

Esta postura estira los músculos del muslo y la ingle interiores. Puede ayudar a aliviar los síntomas de estrés, depresión leve, síndrome menstrual y la menopausia porque se mueve y libera la energía en tu área pélvica y relaja tu mente y el sistema nervioso central. También ayuda en la digestión.

Giro

Los giros estiran de la espalda baja, la cadera externa, el pecho y flexores de la cadera. Con cada exhalación, imagínate escurriendo como una esponja, deshazte de lo que no quieres o necesitas en tu cuerpo o mente.

Espalda Curva

Esta apertura expande la caja torácica dando a los pulmones más espacio para respirar, lo que te permite tomar respiraciones profundas más largas. Esta postura también se extiende a los músculos del pecho y los hombros.

Por. Y. Brito/ Psicóloga
Psiconatural
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Montaña Rusa de las Emociones.

En estos días de aislamiento social, de cuarentena por el COVID-19; las emociones se encuentran en un sube y baja. Hay días en los que la frustración, el desanimo, el enojo, se apodera de nosotros. Hay otros días donde la tristeza y la desesperanza hacen fiesta en nuestro interior, pero esas emociones son normales dentro de todos estos eventos que estamos atravesando mundialmente.

Impera la incertidumbre por el cumulo de información, el miedo al contagio de nosotros o de alguien cercano. La inestabilidad económica, soledad, el distanciamiento. 

Para poder sobrellevar efectivamente esta montaña rusa de emociones debemos transitar por ella y sus etapas de afrontamiento. Reconocerlas nos ayudará a afrontarlas de un modo más amable. A desarrollar una mentalidad positiva a pesar de las circunstancias. Nos permitirá entender que,  que por muy difícil que sean los cambios, siempre habra oportunidad de aprendizaje y crecimiento como personas y sociedad.

 

 

1. Inicio de la travesía  “Hay un virus exparciendo por el mundo». Pocos esperaban que sucediera.

2. Negación: “Esto no va a ocurrir aquí”. La negación es una fase habitual en casi todos los cambios no deseados. Es la parte más difícil de sobrellevar, nunca creemos que nos vaya a afectar a nosotros. Nos llenamos de excusas, como que China está muy lejos o que solo es una gripe más, y nos olvidamos de las evidencias: de que el mundo está globalizado, incluso hasta para las enfermedades, o que estas pueden resultar tan contagiosas que pueden colapsar el propio sistema. Durante el periodo de negación, cuando nos damos cuenta de que sí nos puede afectar, podemos desarrollar una variante: la ira o la rabia. Nos enfadamos con el sistema, con la falta de medidas que toman las autoridades, con los eventos deportivos, manifestaciones o reuniones que nos han expuesto al contagio.

El enfado hay que pasarlo, tengamos razón o no. Si nos quedamos en esta fase, estamos perdidos, porque desaprovecharemos la oportunidad de aprendizaje que existe ante cualquier crisis.

3. Miedo durante la travesía por la montaña rusa: “¿Qué nos va a pasar?¿Hasta cúando durará esto? Esta  parte es la  más profunda y paralizante que existe. El miedo, en ocasiones puede ser sano si lo vemos desde la prudencia, que nos lleva actuar adecuadamente, que nos invita a protegernos, a quedarnos en casa. Por el contrario esta el negativo, el que nos lleva a pensar de manera ilógica e irracional, desde la histeria colectiva.

Debemos comenzar a  que transitar esta etapa de forma rápida, pero sensata.

Esta emoción en muchas ocasiones llega a ser más contagiosa que la propia enfermedad. Ya que nos daña profundamente y nos vacía de la posibilidad de afrontar la crisis desde la mentalidad positiva del cambio, el sentido común y la fuerza.

4. Travesía por la montaña rusa de la tristeza  y. la vulnerabilidad.

En esta etapa ya no hay miedo ni rabia, solo desazón y  tristeza en estado puro.

Nos indentificamos, sentimos el dolor por las cifras de enfermos y fallecidos, conocemos personas afectadas o lo estamos nosotros mismos.

Este es el  momento de aceptación pura de la realidad.

En la crisis del coronavirus, la travesía por por la montaña rusa hay que afrontarla.

La buena noticia es que, la montaña rusa tiene un final, y llega el momento que nos tenemos que bajar.

Tu decides si te quedas dando vueltas sin fin, en la rabia o en la negación, pero la mayoría de las personas, tarde o temprano, conseguimos remontar la tristeza, y bajarnos en la llegada.

5. Por ultimo cuando logramos transitar la ruta llega la etapa de nuevos hábitos y confianza  en nosotros mismos. Normalizamos la realidad.

Nos ofrecemos a ayudar a otros desde la serenidad y no desde el miedo; nos reímos de la situación y, lo más importante, nos abrimos al aprendizaje. Cuanto más nos esforcemos en ver qué aspectos quiere enseñarnos esta nueva crisis, más rápido podremos atravesar la montaña rusa de las emociones y el cambio.

6. Cuando logremos bajarnos de la Montaña Rusa, travesía,  porque el coronavirus ha pasado y soy más fuerte.

Todo esto quedará guardado en la historia. Pero recuerda vendrán otras, nuevos problemas, y eso significa que estamos vivos.

Si logras hacerte consciente del proceso y aprendes como persona y como sociedad, habrá valido la pena, a pesar de las numerosas pérdidas que hayamos tenido en el camino.

Disfruta la travesía por la montaña rusa, esto pasará. Si dará miedo en el inicio, pero luego puede ser placentero.

Por. Y. Brito/ Psicóloga
Psiconatural
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Niños en Casa

¿Qué hago con ellos?

A raíz de la crisis mundial de salud que atravesamos, muchos de nosotros tenemos la gran labor de cuidarnos y proteger a nuestros pequeñitos. Por motivos de seguridad nacional todos estarán en sus casas. Como en acontecimientos anteriores, Huracán María, el terremoto de enero; tenemos que ingeniárnosla para mantenerlos entretenidos. Todo esto sin perder de perspectiva nuestra salud física y mental como padres. Entendiendo que debemos tomarnos descansos para poder continuar. Con ello, se provoca la situación de que muchos padres que sí  tienen que seguir trabajando tienen ahora a los niños en casa, con los abuelos; muchas veces encargándose de ellos o conviviendo, mientras los padres tienen que trabajar desde el hogar en algunos casos.

¿Qué podemos hacer?

  1. Manténlos horarios habituales de comida y sueño e involucra a los niños en la creación de un nuevo plan diario.
  2. Si le dan tareas para hacer en el hogar, crear un plan de horas del día para dedicarlo a lo académico y  no perder la rutina estudios.
  3. Manténganse activos.
  • Programa actividades como ejercicio,
  • Manualidades
  • Juegos de mesa
  • Cocinar
  • Deportes en el hogar
  • Recoger su cuarto
  • Cooperar en tareas del hogar
  1. Sistema de recompensas.Sortea el tiempo que los niños podrán usar para videojuegos, celulares y cualquier dispositivo electrónico.
  2. Aunque los niños siempre deberían participar en el hogar, esto les da la oportunidad de ganarse el tiempo y desarrollar independencia.
  3. Mantenerlos alejados de noticias alarmantes, explicarles con racionalidad y con palabras entendibles para su edad lo que esta sucediendo, pero teniendo en cuenta siempre la importancia del autocuidado e higiene.
  4. Aunque no salgan del hogar, mantener la dinámica del lavado de manos y superficies.
  5. Conversación sobre la emergencia, No debe decirle a un niño que expresó su preocupación es “no te preocupes”: “Lo que es mejor, es decir: ‘¿Dime qué te preocupa? ¿Qué has escuchado en la escuela? ¿Qué dicen los niños?’ Y luego, juntos, pueden explorar lo que es real, lo que no es real”, recomendó.

Usted como madre y padre

Siempre recuerde que, si usted esta bien ellos lo estarán, debe cuidarse tanto física, mental y emocionalmente para poder lidiar con lo que ocurra día a día.

Recuerde trabajar con sus emociones, el estrés, ansiedad, sentimientos de frustración, para no transmitirlo a nuestro pequeño; sin perder de perspectiva que somos humanos y quizás no podamos tener control en algún momento de alguna emoción.

No te sientas culpable si en algún momento del día decides tomar un descanso, debes tomarlo si o si. Recuerda no eres una maquina y debes descansar para que tu sistema inmunológico este fortalecido.

  1. Mantente hidratando tu cuerpo y motivando a tus hijos a que lo hagan también.
  2. Has alguna actividad física dentro del hogar sola o con tus pequeños.
  3. Toma un tiempo para desconectarte de las redes sociales, exceso de noticias.
  4. Practica durante el día alguna relajación, ejercicios de respiración, estiramientos.
  5. Sobre todas las cosas, si sales del hogar a trabajar o comprar algo, desinfecta, no olvides lavar tus manos al llegar a tu hogar.

¡Protegiéndonos, nos protegemos todos!

Por. Y. Brito/ Psicóloga
Psiconatural
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El estrés y nuestro sistema inmunológico

El estrés no es bueno para su sistema inmunológico. Demasiado estrés puede hacer que tu sistema inmunológico sea suprimido, lo que aumenta directamente la probabilidad de que contraiga un virus o enfermedades más fácilmente.

El estrés percibido activa el sistema nervioso, y este a su vez influye sobre el sistema inmune a través de la producción de hormonas y neurotransmisores. Todo eso ocurre automáticamente. Las células del sistema inmunológico poseen receptores para estas hormonas lo que implica la modulación del sistema inmune. La activación prolongada de nuestros sistemas de defensas agota nuestro recursos ocasionando debilitamiento.

Disminuyendo las defensas y haciendo a nuestro organismo más predispuesto a enfermedades infecciosas.

En primer lugar, el cerebro interpreta una situación del exterior como estresante. El hipotálamo estructura cerebral encargada de coordinar conductas relacionadas con la supervivencia, envía señales eléctricas a la glándula pituitaria y esta, a su vez, envía la hormona ACTH a las glándulas suprarrenales donde es liberado el cortisol y la adrenalina.

Niveles altos de cortisol en sangre provocan una serie de cambios en los leucocitos, encargados de luchar contra enfermedades potenciales.

Por otro lado, el cortisol puede frenar la producción y acción de las citoquinas, encargadas de iniciar la respuesta inmunológica.

El cortisol también ayuda a iniciar las conductas de huida ante una situación peligrosa. Por otro lado, la adrenalina se encarga de la respuesta de alerta, genera energía por si fuese necesario escapar o luchar y aumenta el ritmo cardíaco.

El estrés se convierte en un problema cuando ocurre de manera regular sin descanso y crea sentimientos de estar fuera de control todo el tiempo. Incluso un nivel bajo de estrés puede tener efectos negativos si se vuelve crónico. El estrés puede alterar muchos sistemas del cuerpo, incluido el sistema inmunológico. 

El estrés psicológico se ha relacionado directamente con un aumento de la vulnerabilidad a las enfermedades infecciosas, de ahí que no sea extraño que nos enfermemos de gripe o resfriados con una mayor habitualidad cuando nos sentimos más estresados/as.

Por ello, tanto la reducción del estrés como mantener un estado de ánimo positivo será de utilidad a la hora de aumentar las defensas.

¿Cómo conseguirlo?

  • Tranquilizarnos y mantener la calma
  • Técnicas de relajación
  •  Meditación
  •  Yoga o pilates
  • Practicar deporte
  • Bailar
  • Contacto con la naturaleza
  • Duerma Lo Suficiente
  • Alimentación balanceada
  • Uso de suplementos vitamínicos. Siempre consultando a un especialista.
  • Equinacea, Turmeric, Ashwagandha, Elderberry, Vitamina B, C,D, Zinc…

Otras estrategias para reducir el estrés incluyen:

  1. Identifica lo que está causando estrés. Controle su estado mental durante todo el día. Si se siente estresado, escriba la causa, sus pensamientos y su estado de ánimo. Una vez que sepa lo que le molesta, desarrolle un plan para abordarlo. Eso podría significar establecer expectativas más razonables para usted y para los demás o pedir ayuda con las responsabilidades del hogar, tareas u otras tareas. Haga una lista de todos sus compromisos, evalúe sus prioridades y luego elimine cualquier tarea que no sea absolutamente esencial.
  2. Construye relaciones fuertes. Las relaciones pueden ser una fuente de estrés. La investigación ha encontrado que las reacciones negativas y hostiles con su cónyuge causan cambios inmediatos en las hormonas sensibles al estrés, por ejemplo.7 Pero las relaciones también pueden servir como amortiguadores del estrés. Comuníquese con familiares o amigos cercanos y hágales saber que lo está pasando mal. 
  3. Aléjate cuando estés enojado. Antes de reaccionar, tómese el tiempo para reagruparse contando hasta 10. Luego reconsidere. Caminar u otras actividades físicas también pueden ayudarlo a desahogarse. Además, el ejercicio aumenta la producción de endorfinas, el refuerzo natural del estado de ánimo de su cuerpo. Comprométase a una caminata diaria u otra forma de ejercicio: un pequeño paso que puede marcar una gran diferencia en la reducción de los niveles de estrés.
  4. Descansa tu mente. Según la encuesta de 2012 de la APA Stress in America, el estrés mantiene despierto a más del 40 por ciento de los adultos por la noche. Para ayudar a asegurar que obtenga las siete u ocho horas de sueño recomendadas, reduzca el consumo de cafeína, elimine las distracciones como la televisión o las computadoras de su habitación y acuéstate a la misma hora cada noche. La investigación muestra que actividades como el yoga y los ejercicios de relajación no solo ayudan a reducir el estrés, sino que también estimulan el funcionamiento inmune.8
  5. Consigue ayuda. Si continúa sintiéndose abrumado, consulte con un psicólogo u otro profesional de salud mental con licencia que pueda ayudarlo a aprender cómo manejar el estrés de manera efectiva. Él o ella puede ayudarlo a identificar situaciones o comportamientos que contribuyen a su estrés crónico y luego desarrollar un plan de acción para cambiarlos.
Por. Y. Brito/ Psicóloga
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Coronavirus ¿Te causa ansiedad?

Cada vez son más las personas con altos niveles de ansiedad, a medida que se propaga por el mundo el coronavirus. Es perfectamente normal sentir ansiedad por esta crisis de salud emergente. Psicológicamente al desconocer o no entender completamente sobre algo, impera el miedo.

La sobredosis de información sobre el coronavirus provoca ansiedad, llegan noticias constantemente del creciente número de infecciones y la extensión geográfica de los nuevos casos.

¿Deberíamos apagar nuestros teléfonos y tirarlos por la ventana?

La avalancha de información que no sabemos procesar, puede causar confusión, seguido por ansiedad.Los medios de comunicación son un arma de doble filo cuando se trata de difundir información. Puede ayudar a actualizarnos con las últimas noticias. Pero en exceso puede desencadenar en miedo. Es difícil saber la exactitud de la información que recibimos y cuánta información errónea se difunde. Por otro lado, la búsqueda compulsiva de información tampoco ayuda. En muchos casos, lo peor no es el miedo al virus; son las historias que escuchamos.

Es de suma importancia seleccionar las fuentes de información, instituciones públicas y siguiendo las indicaciones básicas que recomiendan los expertos.

  1. No magnificar el riesgo

Nuestros cerebros están acostumbrados a tomar algo hecho para sonar aterrador y desconocido, e inflar el riesgo de que realmente nos suceda.

2. Tome precauciones normales y saludables

Tanto la gripe como los coronavirus se transmiten a través del contacto diario, el tacto, la tos o el estornudo. Si está enfermo, quédese en casa y no vaya al trabajo ni al mundo. Si no está enfermo, manténgase alejado del contacto cercano con una persona que lo esté y adopte hábitos saludables en lo que respecta a la limpieza.

Eso significa principalmente lavarse las manos regularmente y a fondo.

3.Mantener su sistema inmunológico feliz y saludable

Un sistema inmunitario saludable comienza con una dieta equilibrada y con la cantidad de sueño que necesita para sentirse bien descansado todas las noches. Hacer ejercicio regularmente también es importante.

  1. Desconéctate de los medios

limite su consumo de medios e historias relacionadas con el brote. Si necesita actualizaciones, consulte un recurso del gobierno para obtener la información mejor y más precisa, como los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC) de EE. UU.

  1. Usa tus habilidades de afrontamiento pasadas

No importa cuál sea el foco de la ansiedad de uno, usar lo que ha funcionado en el pasado para ayudar a controlar esos sentimientos suele ser una buena apuesta. Tal vez sea participar en un diálogo interno, para deshacer los pensamientos irracionales que vienen a tu cabeza con respuestas racionales basadas en hechos. Tal vez se trata de contactar a un amigo o familiar de confianza, solo para hablar sobre tu ansiedad. O tal vez es participar en algunas técnicas de atención plena o meditación, que aprendiste y que te han funcionado en el pasado.

Por. Y. Brito/ Psicóloga
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